Brieva mantiene este mismo nombre desde el siglo XIII, que según parece deriva del vocablo latino brevia, que significa vado, aunque por su entorno no exista ninguna corriente importante de agua, por lo que se cree que fue el nombre que le dieron sus primitivos repobladores, gentes llegadas de la comarca riojana de la Sierra de Cameros, pues allí también existe un Brieva de Camareros. Posiblemente también por esa época, se repobló el hoy despoblado de Adradilla.

Antes de visitar la iglesia parroquial de Brieva, merece la pena detenerse en su Plaza Mayor, para ver el buen crucero de piedra que la adorna. La iglesia parroquial se dedica a Santiago Apóstol, y es un sobrio edificio que conserva de su época románica su ábside semicircular. Dentro del templo podemos admirar su retablo mayor barroco de tipo de hornacina y una cruz procesional realizada en 1639 por el platero segoviano Sebastián de Paredes.